El jueves en la noche Arais Vigil y Elena Pisani hicieron lo que muchos hemos querido. Bailar, colgarse, jugar -con todo el cuerpo- en el penetrable azul cobalto que baña la sala 1 de la Galería de Arte Ascaso. Porque a tantos años de convivencia con el cinetismo ¿cuántos de nosotros hemos recorrido esos lúdicos penetrables que creara Jesús Soto para despertar el niño que vamos dejando de ser? ¡Muchos! y ojalá cada vez fueran más los que disfrutemos de esas obras concebidas para ser gozadas. Para sentirlas golpeando nuestra piel si corremos de un extremo al otro; oirlas crepitar en el silencio de la sala y ver cómo distorsionan las formas que pasan a través de ellas. Pero el miedo y esa distancia que creamos entre la obra y nosotros apenas nos deja percibirlas con cierto pudor.
Sin embargo, Luz Urdaneta -emblema de la danza contemporánea en Venezuela- nos mostró con su producción, en cuerpo y gracia de las dos bailarinas de marras, que bien vale soltar amarras y dejarse llevar por la música para desatar sensaciones.
Precisamente eso, una experiencia multisensorial fue la que nos ofreció la Galería Ascaso en sus cuatro salas, y disfrutamos la danza y la música explorando nuevas formas de expresión al interactuar con una obra que es del mundo entero sin dejar de ser muy nuestra.
Luego, en la sala 2 el magro cuerpo de Rafael Nieves llenó los vacíos entre una obra y otra cediendo a los acordes de la bandola de Andrés Cartaya y juntos tejieron un "Pajarillo cobalto".
Arriba, un espacio más pequeño se llenó de video-arte conceptualizado por Luis Villasmil. Su cuerpo fue a la vez intérprete y telón de la obra visual y sonora de Alberto Pereney.
Finalmente en la terraza una esfera de Soto, amarillo intenso, compartió escenario con la grácil figura de Arais, en contrapunto con el piano y la noche caraqueña.
Espectáculos como este nos recuerdan que estamos en territorio fértil y ávido de buenas propuestas que integren lo mejor de nuestras artes. Felicitamos al equipo que hizo posible esta celebración de arte, de vida y de cultura y esperamos que sigan promoviéndolas.
Todas las fotografías son de la Galería de Arte Ascaso
Precisamente eso, una experiencia multisensorial fue la que nos ofreció la Galería Ascaso en sus cuatro salas, y disfrutamos la danza y la música explorando nuevas formas de expresión al interactuar con una obra que es del mundo entero sin dejar de ser muy nuestra.
Luego, en la sala 2 el magro cuerpo de Rafael Nieves llenó los vacíos entre una obra y otra cediendo a los acordes de la bandola de Andrés Cartaya y juntos tejieron un "Pajarillo cobalto".
Arriba, un espacio más pequeño se llenó de video-arte conceptualizado por Luis Villasmil. Su cuerpo fue a la vez intérprete y telón de la obra visual y sonora de Alberto Pereney.
Finalmente en la terraza una esfera de Soto, amarillo intenso, compartió escenario con la grácil figura de Arais, en contrapunto con el piano y la noche caraqueña.
Espectáculos como este nos recuerdan que estamos en territorio fértil y ávido de buenas propuestas que integren lo mejor de nuestras artes. Felicitamos al equipo que hizo posible esta celebración de arte, de vida y de cultura y esperamos que sigan promoviéndolas.
Todas las fotografías son de la Galería de Arte Ascaso
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