Mitchele Vidal | @imagenesurbanas

domingo, 16 de septiembre de 2012

Murales y prioridades


Hace poco más de dos meses PDVSA La Estancia comenzó los trabajos para instalar “el mural más largo del mundo” en la avenida Libertador. No voy a extenderme en los detalles técnicos del mismo, les dejo aquí el link para que amplíen esa información. Pero sí voy a señalar por qué no me alegra la instalación del mencionado mural, especialmente, porque este es un blog celebratorio de lo bueno que ocurre en Caracas y el Arte siempre es motivo de celebración. Vamos por partes.
La avenida Libertador, 50 años después de su inauguración, sigue inconclusa. El proyecto inicial –que data de finales de los años ’50– culminaba en el distribuidor Altamira de la autopista Francisco Fajardo. Si se hubiese terminado como estaba originalmente planificada, contribuiría a mejorar el flujo del tránsito desde el centro hasta el este de Caracas y viceversa. De modo que la primera prioridad debería ser completarla y esa operación contribuiría a mejorar en algo el abrumador tráfico caraqueño.

Por otro lado, los componentes de esta hermosa avenida están tan deteriorados como el resto de nuestra vialidad. El pavimento es irregular, por no decir que hay juntas y tramos severamente dañados; el concreto, de la característica estructura que la cubre en tramos, muestra diversas patologías; ni hablar de la pésima iluminación, la ausente señalización y el desgaste producido por la humedad y el tiempo. Y lo peor, no se ha salvado de la furia salvaje del amarillo tráfico en nuestra ciudad; en este caso, los brocales y la invasiva defensa de concreto que divide los dos sentidos de la vía. Para el momento en que fue tomada esta foto, de la página Viejas fotos actuales, no se observan estos elementos ajenos y la avenida esplende en toda su belleza.

De modo que si había dinero para invertir en darle una nueva cara a la avenida Libertador, en lugar del mencionado mural, no se hizo un trabajo serio de rescate, de saneamiento total. El proyecto de PDVSA La Estancia profundiza la herida divisoria entre “este y oeste”. El mural Uracoa termina en el lindero con el municipio Chacao, desconociendo así la otra operación de arte público (también aislada), que hizo este municipio con el mural de Juvenal Ravelo, hoy devastado. Es bueno recordar que los corredores viales ya no son competencia de las alcaldías, sino del gobierno central, entonces, ¿cómo se emprende una obra de este calibre ignorando el tramo que no pertenece al municipio Libertador y que tampoco puede atender el municipio Chacao?

La avenida Libertador es de todos los caraqueños y corre libre de Quebrada Honda a Bello Campo sin atender a las divisiones políticas de los municipios a los que sirve. Nuestra ciudad clama por políticas públicas y obras de infraestructura integradoras y coordinadas.

De nada vale tener el mural más largo del mundo, con veinte millones de mosaiquitos vitrificados, obra de Mateo Manaure, Premio Nacional de Artes Plásticas, si se trunca al cambiar de alcalde. 

En lo referente a la paleta de rojos, rosas y azules, seleccionada por Manaure, esta palidece bajo la estridencia del amarillo brocha gorda, y de noche, no pasa de ser un contínuum que encandila.

PDVSA La Estancia, que tanta importancia ha dado al rescate de obras de arte y espacios públicos, debería regirse por criterios menos cosméticos y más integradores.

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