El lugar más fotografiado de
Caracas durante este mes está ubicado en el Parque
del Este. No insistan; no lo llamaré “Parque Generalísimo Francisco de
Miranda”. El parque Miranda –o lo que queda de él– está ubicado justo al
frente; en los pocos espacios que deja libre la cementera instalada allí,
contra viento y vecinos, hace ya más de cuatro años.
Hablo del lugar de Caracas más difundido por las redes sociales:
Facebook, Twitter e Instagram. Se trata del Patio de la cortina de agua, el Patio rojo y el Patio de los azulejos.
Conjunto escultórico paisajístico que forma parte del gran proyecto del
arquitecto brasileño Roberto Burle Marx
(1909-1994), junto a sus colegas venezolanos, Fernando Tábora y John Stoddart.
Según una nota de Jorge Hernández, en el diario El Universal, estos patios se construyeron durante
los años 1963 y 1964 y fueron inaugurados el 16 de diciembre de 1964. No en
2014. Nadie se llame a engaño.
Esta noticia nos alegra
mucho a los que vemos cómo nuestra ciudad y la gran mayoría de sus espacios
públicos, están abandonados o muy mal mantenidos. Por eso me sumo a la celebración de ver
restauradas estas obras, con algunas salvedades que a continuación enumero.
Lo primero que recalco es que
este conjunto paisajístico forma parte del proyecto integral diseñado por Burle
Marx y los colaboradores antes mencionados. Lamentablemente, la
proliferación de avisos de PDVSA La Estancia lleva a pensar que son ellos los
autores. Abruma ver en el sitio gran cantidad de propaganda del ente
gubernamental que tal y como reza su página web: “…se ha empeñado en devolver
el esplendor y la grandeza al patrimonio artístico y urbano, de excepcional
valor para la nación y que ha sufrido los embates del tiempo o del olvido.”
Dice devolver esplendor, no crear ni
recrear una obra concluida hace 50 años. Por ello creo necesario subrayar la
autoría del proyecto y obra Parque del Este.
Por otro lado, a pesar de la
belleza rescatada por años de abandono hay detalles inexplicables, difíciles de
obviar. En el Patio de los azulejos quedaron varias tuberías a la vista que desmerecen
una obra de esta categoría. Aunque estos detalles pasen desapercibidos por el
público general, los profesionales responsables de la restauración están
obligados a resolverlos con esmero. Me pregunto cómo es posible que con la
tecnología de hoy no se haya logrado una mejor solución a este tema.
El Patio de los muros rojos
ya había sido modificado hace cuatro años cuando, en lugar del mosaico
vitrificado de sus orígenes, fue cubierto con pintura texturizada. Esta
decisión no sé si obedece a falta de presupuesto o de producto. Ninguna de las
dos es convincente. Kilómetros de mosaico vitrificado fueron usados para
componer el mural de Mateo Manaure en la avenida Libertador; obra ejecutada
también por PDVSA La Estancia, hace apenas dos años. En cuanto al presupuesto
no hay información en la web. En fin, tarea pendiente restaurar el Patio de los
muros rojos de acuerdo al proyecto original.
Por supuesto no podemos
cerrar esta nota sin recordar que el Parque del Este es una obra integral, que
forma parte del patrimonio paisajístico de la humanidad y como tal debe ser
tratada. Es indispensable poner atención sobre todas sus instalaciones; caminerías;
recintos para los animales y desmontar la tristemente célebre réplica del
Leander –totalmente ajena al parque– y por supuesto, desalojar de inmediato la
cementera ilegalmente instalada en la cara norte de este espacio público
preferido de los caraqueños.
Mientras tanto, apreciemos
la belleza límpida de esta obra maestra del paisajismo universal, construida en
tiempos en que Caracas era referencia continental de Arquitectura moderna y no
la urbe oscura y sucia que ahora tenemos.
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