A partir de El Paraíso
[“A partir de El Paraíso se abre un pequeño valle en dirección suroeste que se
conecta en escorzo al valle principal de Caracas…]
Esta
hermosa frase que describe la Zona 3 de la guía, nos inspiró para diseñar el
3er. recorrido, pero tratándose de El Paraíso, todos queremos llegar a él. Fue
allí que iniciamos un registro on-line
gratuito de los participantes y la sorpresa fue grande: ¡cerramos con 90
personas registradas! ¡Qué compromiso! Aunado al gentío llegó la colaboración.
Varios de los asiduos participantes a los dos primeros recorridos se apuntaron
para ayudarnos a organizar el grupo, velar porque nos mantuviéramos juntos y
dejar registro, no solo del paseo sino de las actividades que allí realizamos.
La
luz azulada, del vitral del artista plástico Héctor Poleo, en la estación La
Paz del Metro de Caracas, nos acompañó mientras nos organizábamos para abordar dos
Metro buses. Otro grupo nos esperaba en la Redoma
La India.
¡Cuánta sed de ciudad!
Con
la vista puesta en la imponente escultura de Eloy Palacios, que llegó desde
Parque Carabobo, comenzamos nuestra larga caminata. Primero encontramos las Quintas Aéreas; interesante edificación
de Natalio Yunis, donde los apartamentos alzan vuelo en un edificio de altura
considerable sin perder su individualidad.
Casi
al frente nos esperaba su vecino, Residencias
Junín. Lo de “nos esperaba” es
literal; porque la Junta de Condominio nos abrió las puertas de apartamentos,
patios e historias. Fue conmovedor asistir a una reunión en el patio de ese
edificio diseñado por Eduardo Uristieta y ver cómo sus habitantes están
conscientes de su valor patrimonial y lo cuidan en consecuencia. Una de sus
copropietarias nos mostró cada rincón de su apartamento e ilustró con fotos –de
hace más de 40 años– los tiempos de estreno en el Junín. ¡Qué decir si no
gracias ante tal generosidad!
Luego
admiramos la policromía del Santuario de
Nuestra Señora de Coromoto, cubierto de diminutos mosaicos de vidrio, a
full color, para honrar a la Patrona de Venezuela. Recomiendo volver en horario
de misa para admirar sus igualmente coloridos vitrales. Un poco más adelante
despertó gran interés el edificio Los
Morochos, también del arquitecto Pietri, por su desafío estructural y la
singularidad de sus fachadas apenas abiertas con micro ventanas insertas en
bloque calado.
Frente
a las ruinas de lo que fuera el Hipódromo
Nacional de El Paraíso compartimos la crónica de El Cojo Ilustrado y su verbo hípico. A nuestras espaldas estaba el Liceo Caracas. Pero aún faltaba un
encuentro que nos robó el corazón: la congregación de las Hermanas del Colegio San José de Tarbes y el
arquitecto Eduardo Guinand Baldó. Una reunión que nos enseñó cómo con mística,
esmero y sentido de pertenencia, cualquier edificación se mantiene digna ante
el paso del tiempo. Además, el arquitecto acudió a esta cita con sus hijos y
nietos y compartió con nosotros las anécdotas del proyecto que inició con su
padre Carlos Guinand Sandoz.
Cerramos
en Villa Julia. La más antigua de
las villas de El Paraíso, conocida como “La Casa de hierro”. Fue construida por
la empresa Tranvía Caracas entre 1890 y 1892, con el sistema constructivo
Danly, que consiste en usar paneles plegados de láminas metálicas. Hoy está
llena de objetos de colección de sus propietarios que sirvieron de telón de
fondo para despedirnos entre memorabilia y modos constructivos del siglo XIX.
#CCSen365
gana adeptos de nuestra ciudad y confirma que Caracas no es solo “buen lejos”.
Vista de Las Quintas aéreas. Obra de Arq. Natalio Yunis, en El Paraíso.
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