Baires desde el Palacio Barolo |
En diciembre salí de viaje. Me hacía falta respirar otros aires, especialmente, después de los duros meses de protestas en Chile con la consecuente -y lamentable, para mí- violencia urbana.
Más que un viaje de turismo y descanso fue un tour de abrazos. Si algo tiene de bueno la diáspora en que nos hemos convertido los venezolanos, es que en cada sitio hay un amigo, un hermano, una sobrina que nos devuelve al territorio conocido y añorado de los afectos.
En cada encuentro hubo ganas y tiempo para fotear esa ciudad que huele a facturas recién horneadas, sabe a café caliente, suena a desgarro de tango y realidad.
Dejo aquí algunas fotos. Tienen más en mi cuenta de Instagram @imagenesurbanas
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