jueves, 16 de enero de 2020

Deja vú


Bombas lacrimógenas y molotov. ¿Dormiste anoche? Sí, me desperté en Caracas en 1989.
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No llegaban los gases pero sonaban cacerolas y consignas. El miedo no necesita salvoconducto ni acata el toque de queda. El miedo es libre, dicen. Yo creo que apresa, cuando no paraliza.
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Aquel encapuchado cargaba una res. Este un televisor de sopotocientas pulgadas. Lo suma a otro y a otro y a otro. Hace una pira y arde todo.
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No hay Metro, quemaron las micros. No tapa aquel humo este malestar. ¿Cuántas tazas de caldo hay que darle al que no le gusta el caldo? Dos, tres, cuatro. Ene.
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¿No entiendes? La paz social no se mide en galgas. Ni en planillas de Excel, ni en porcentajes. ¿No había estadísticas para el descontento?.
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Otra vez colas, carreras, la vida en suspenso. Y los trajes verde camuflaje sobre el gris asfalto. Si es primavera y hay sol, ¿por qué tengo tanto frío en el estómago?.

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