jueves, 16 de enero de 2020

Tres años en Chile


Cumplí tres años en Chile y hay luna llena. Tres años sin El Ávila agradeciendo la cordillera.
.
Viajo en autobús por trayectos tan conocidos, que solo me basta mirar por el rabito del ojo para saber dónde estoy. ¡Vaya certeza! Lo que sigo buscando es mi espacio, pero eso no tiene que ver con las rutas urbanas sino con las de la vida.
.
Tres años celebrando la primavera, diciendo que el clima de Caracas no es el verano de aquí. Admirando la  belleza del otoño, odiando el invierno y su eficiencia al esconder los colores.
.
Tres años de nuevos amigos, de reencuentros queridos y lugares inesperados. De agradecimiento y dudas.
.
Aún no aprendo a bailar cueca ni a comerme la última sílaba, pero hay palabras nuevas y eso me gusta. Algunos dicen que tengo, ya, un ligero swing sureño en mi acento caraqueño.
.
Tres años de fotear el patrimonio y ahora veo cómo: 

- Desaparece.
- ¿Se re-significa?
- ¿Se transforma?.
- ¿Muta?
.
Bajo capas y capas de pintura, de grafitis, de consignas, los muros son el lienzo donde han ido a parar casi dos meses de gritos, violencia y euforia en un coctel que se me hace incomprensible.
.
A veces es el fuego.
.
Santiago es un hiper texto en 3D, un palimpsesto urbano, un paisaje blindado, un coro estridente ¿sin batuta?.
.
La imagen es bajo un atardecer que fue una pausa, un respiro bajo un sol nocturno con el lente de @vedechile255 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

VIÑA DEL MAR

VIÑA DEL MAR

Cuando vi saltar las olas sobre la balaustrada del malecón bañando el asfalto  pensé: El Pacífico como que no lo es tanto. Tiene su car...