El 18 de octubre de 2019 el Metro de Santiago se desbordó. No de pasajeros ni de viajes. Se desbordó de protestas y de represión.
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Ustedes que siguen Imágenes urbanas saben que este es un espacio para el disfrute de la ciudad, para la cultura urbana y la civilidad. Poco o nada hablamos aquí de conflictos.
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Pero esto no se puede ocultar. Como no se pueden ocultar los cientos de miles de personas buscando cómo llegar a su casa. Como no se pueden ocultar las bombas lacrimógenas ni la represión.
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En este minuto apunto que protestar es un derecho ciudadano, el vandalismo NO.
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❌ Romper a golpes un bien público no es protestar.
❌ Saltar y arrancar los torniquetes no es protestar.
❌ Brincar sobre los rieles, romper rejas, rayar muros no es protestar.
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Soy usuaria y defensora del transporte público y creo firmemente que "lo público hay que cuidarlo como si fuera nuestro, porque es nuestro".
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El costo del pasaje del Metro de Santiago es alto respecto al salario mínimo y -salvo cuando se combina con autobuses- no hay incentivos al usuario regular. El abono semanal, mensual, trimestral es una opción que debe ser planteada. Los expertos deben tener cientos de propuestas.
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Es urgente.
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Tan urgente como establecer responsabilidades entre los que dirigen estas acciones vandálicas, porque los afectados somos 2.600.000 de ciudadanos que usamos el Metro de Santiago a diario.
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