jueves, 16 de enero de 2020

¿Y dónde quedó la razón?

La violencia no es el camino.

Cuando se levanta la voz se debilita el argumento. Cuando se agrede, se golpea también a la razón. Cuando se quema, se vuelve humo la legítima protesta.

Estos días en Santiago hemos sido testigos de cómo la rabia fue escalando hasta convertirse en furia desatada.

No haré aquí un análisis político. No soy chilena, no conozco en profundidad la idiosincrasia de este país que me acoge desde hace tres años, sin embargo, mi condición de ciudadana civil y civilizada antepone mi rechazo absoluto a cualquier forma de violencia.

Es inaceptable atentar contra bienes del colectivo. Y aunque ya está clarísimo que el alza del transporte sólo fue la chispa que encendió esta mecha, destruir la columna vertebral de la movilidad en la ciudad más grande y más poblada de Chile me resulta incomprensible y muy doloroso.

Santiago tenía un transporte con defectos sí, con posibilidades de mejoras, también; pero era un buen sistema de transporte, creciendo y mejorando a pesar de los incentivos de las automotoras para vender mas autos. Conciliando con ciclistas, acercando a peatones.

La señora que vive en Maipú y trabaja en La Dehesa consumía más de 3 horas diarias en ir y volver de su trabajo. ¿Se han preguntado, los que justifican la violencia, cuánto tardará ahora?.

Ojalá que los chilenos encuentren el camino del entendimiento. De todo corazón. No es la violencia ese camino.

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