Mitchele Vidal | @imagenesurbanas

jueves, 27 de mayo de 2010

VENTANA AL CIELO

Para clausurar la exposición Una ventana al cielo en el CELARG, de la fotógrafa venezolana Mariam Krasner, fui invitada junto a 25 poetas y narradores a escribir un texto alusivo. Aquí lo dejo junto con mi agradecimiento a Mariam y a PublicArte por hacerme parte de este proyecto tan hermoso.

* * *

Justo antes de comenzar a escribir este texto caí en la tentación de escribir la palabra “Ventana” en ese gigante que casi todo lo sabe –y si no lo sabe lo inventa– llamado Google. En apenas 0,29 segundos, es decir, en fracciones ínfimas de tiempo de espera surgieron 17.100 entradas referidas a las protagonistas de esta nota. Yo sólo debo escribir sobre 28. El cerco se cierra sobre la temida hoja en blanco.

Son 28 ventanas y pertenecen a iglesias ubicadas en Italia, Francia y España. Son 28 y fueron vistas por el lente intimista y paciente de Mariam Krasner quien, animada por esa fuerza atrayente de la fotografía, las congeló para traernos a esta sala de exposiciones la atmósfera circundante de cada templo en 28 clicks. Es muy arduo elegir una, acaso dos para explayarse en la sensación de paz y regocijo que nos transmite cada una de ellas.

Pero recordando la inauguración de la muestra en la sala de exposiciones Arturo Uslar Pietri del CELARG rescato de mi memoria olfativa las dulces notas ambarinas del incienso oculto tras bastidores y evoco la cadencia monofónica del canto gregoriano que –inevitablemente– me transporta al cobijo de algún templo medieval allende el Atlántico.

Son 28 y cada una de ellas ha sido testigo mudo de innumerables actos de fe, de súplica, de esperanza, de compromiso introspectivo e íntimo suscitado al cobijo de una luz tamizada por vidrios coloreados, enmarcada en hierro fundido durante incontables horas de trabajo artesanal y fecundo.

He oído o se me antoja –e irresponsablemente lo sostengo– que las ventanas son los ojos de los edificios. No en vano los arquitectos tenemos por insana costumbre llamar ciegas a las fachadas que carecen de ellas. Esas formas, caprichosas a veces, necesarias casi siempre, reveladoras de estilos y épocas permanentemente, llevan luz al interior y develan los secretos más íntimos de una edificación.

Las ventanas que retrata Mariam nos hablan de alegría y esperanza, de fe a toda prueba. Porque son los ojos de iglesias milenarias que han visto pasar guerras, saqueos, hambruna y muerte pero siguen estando allí para dar consuelo a quien lo necesite. Pertenecen a iglesias de puertas y ventanas abiertas a todo aquel que precise cobijo, acaso un poco de silencio ante el ruido circundante.

Mariam nos habla a través de ellas en un lenguaje íntimo y universal. Con cada atisbo ofrece varias miradas. Son capas, velos, mantos. La bruma cubre una reja, enmarca un cristal, mediante el cual se descifra una parte de la fachada, al di lá, el cielo… Más allá otra visión recorta la cruz de mil Padrenuestros sobre el colorido vitral del mayor de los altares. Un juego de imágenes devela lo que hay detrás de esa hoja de vidrio abierta, recorta la herrería ennegrecida por el tiempo, enmarca una obra maestra que yace allí quién sabe desde cuándo.

No es una mirada sino cientos de ellas las que se desprenden de estas imágenes litúrgicas y nos guían en puntillas, con el índice cruzando los labios para descubrir, con nuestros propios ojos, lo que vieron los suyos.

Estas 28 ventanas me invitan a soñar con una exposición donde las protagonistas sean las ventanas de nuestras iglesias, que a decir de la autora de estas imágenes inolvidables, sólo se abren durante las horas de la liturgia. Tienen mucho que contar también las ventanas de Caracas y de Coro, de Pampatar y de Maracaibo. ¡Qué se abran!

sábado, 8 de mayo de 2010

¡SALUD!

En Caracas pasa de todo. E inundados como estamos de publicidad exterior pasa mucho más. Lo que registro aquí no es más que dos avisos que coinciden en un punto de la autopista de La Trinidad: la propaganda de un ex candidato a diputado por el circuito 2 (ya sabemos que no ganó pero no ha retirado sus afiches) y la valla promocional del concierto del único británico más famoso que Beckham: STING.

El primero aludía a su profesión -médico- como una fortaleza de su candidatura a la Asamblea, vulnerables como estamos en materia de salud pública. El segundo, es apenas una más de las múltiples vallas que pululan por nuestra ciudad en esa especie de enorme cartelera de espectáculos en que la han convertido las agencias de publicidad y de la cual, las alcaldías se hacen la vista gorda.

Así que ¡salud! pide el médico y ¡salud! les desea Sting.

domingo, 2 de mayo de 2010

II FESTIVAL DE LA LECTURA

Durante 10 días Caracas se llenó de libros. Hoy termina la 2a edición del Festival de la lectura organizado por Cavelibros, auspiciado por la Alcaldía de Chacao y donde decenas de editoriales ofrecieron sus publicaciones -con atractivos descuentos- a cientos de miles de caraqueños.

Una 2a edición exitosísima con un público ávido de leer y sobre todo, de disfrutar sus espacios públicos. Allí vi de todo. Desde clásicos a precios solidarios con nuestros devaluados bolsillos hasta libros que valen su peso en oro, pasando por ese género que cada día crece y gana adictos, la autoayuda; varios stands dedicados a los niños; colecciones y mucha literatura venezolana.

En mi primera visita salí con dos títulos. La vida nueva de Orhan Pamuk (Alfaguara 2006) a un irresistible precio de Bs. 40 ( $5,71 de los de verdad, porque los oficiales no existen...) ,confiando en que la traducción de Rafael Carpintero sea fiel al espírititu del Nobel Turco y, un criollísimo Se habla venezolano editado por Puntocero que compila 12 historias que laten con Marcapasos.

Pero hoy vuelvo, antes de que baje el telón hasta el año que viene.

Fotografías: Odoardo Rodríguez

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