Le regalaría silencio. Para empezar, le regalaría cornetas inteligentes; ¿por qué no hay si tenemos teléfonos y hasta edificios inteligentes? Entonces, inventaría cornetas que suenen sólo si se atraviesa un adolescente sumergido en su IPod o cuando un motorizado esté a punto de atropellar a una abuelita. Mis cornetas además de activarse exclusivamente en estos casos, suenan como los grillos que pueblan nuestros montes o el canto de “los caraqueños de pico y pluma”.
Nuestras cornetas están sincronizadas con el semáforo. Retumban apenas este cambia de rojo a verde. Creo que cada vez que un caraqueño compra un carro o peor aún, una camioneta, en lo primero que se fija es en cómo suena la corneta. Me lo imagino pidiendo estridencias 4x4 y escándalos de 212 caballos de fuerza. Claro, el sumun para ellos sería la corneta "touch"; no hay que apretarla con furia desgarrada ni tener ganas de matar al que va adelante, solo sobarla como al IPad y ¡Oh milagro! la bulla estaría garantizada.
Pero después de las cornetas inteligentes, le obsequiaría postes que nos den luz, no la cartelera teatral ni el calendario de conciertos. Porque cuando cae el telón nos dejan en las calles un reguero escandaloso.
Le regalaría un silencio de aceras sin el ¡pum! de caerse en una alcantarilla rota. Haría un gran silencio de fachadas sin rejas bullangueras. Un continuo silente de brocales parejos -sin amarillo estridente, por favor- Y el ansiado mutis de calles sin basura. Le daría el vacío de una plaza, de un parque en cada barrio y en todas las urbanizaciones, donde el único ruido sea el rebote de pelotas, el palazo de un jonrón y las hojas de muchos libros agitadas por el viento.
Le regalaría el agradecimiento de recibir la lluvia y el sol en balcones sin cerramientos, en calles sin casetas de vigilancia, en autopistas sin vallas chillonas. En radio y TV sin abusadoras cadenas.
Caracas necesita silencio. Silencio para oír el verde, para ver la brisa, para agradecer este termómetro bendito.
Excelente
ResponderEliminarComo natural y vecina de El Silencio te agradezco que trataras ese tema de la contaminación auditiva en tu blog, y comparto tu planteamiento. El caso es que sí existen normativas municipales y leyes nacionales que permiten regular y controlar esta situación, pero los efectivos de la Policía Nacional Bolivariana y de Policía de Caracas no hacen caso de las denuncias que hacemos los vecinos.
ResponderEliminarSusana Rebon.