La Universidad Central de Venezuela es tan completa, tan generosa repartiendo conocimientos y experiencias que además de la Ciudad Universitaria le regala a Caracas, uno de sus pulmones vegetales. Estoy hablando del Jardín Botánico.
Un parque de 70 hectáreas llenas de un verde espléndido durante todo el año. Uno de esos lugares de Caracas visto por muchos y visitado por pocos. Solo una reja lo separa de la autopista y el rumor de los carros puede oirse desde allí, pero no molesta, la verdad, porque la magnificencia de su vegetación es tal que uno se olvida del vecino tráfico.
El Jardín Botánico -abierto en 1958 gracias al trabajo minucioso y profesional del Dr. Tobías Lasser, el horticultor suizo, August Braun y el jardinero Pedro Naspe- es un sitio ideal para pasear, descansar, correr o simplemente caminar contemplando nuestra bella naturaleza. La dimensión de sus árboles asombra, incluso a caraqueños acostumbrados a los árboles del Parque del Este, porque aquí son más altos y más imponentes.
Como todo espacio creado y dedicado a brindar conocimiento tiene un edificio donde se encuentran aulas, archivos, espacios administrativos y un acogedor auditorio. Todo impregnado por el lenguaje del más universal de nuestros arquitectos: Carlos Raúl Villanueva.
Así que te recomiendo lo visites. Es una excelente opción de fin de semana. Eso sí, cero música a todo volumen y demás actividades que perturben la paz de este ecositema constituido por más de 2.500 especies vegetales y quién sabe cuántas animales. La entrada es baratísima: Bs 15 (en este momento 0,15$) y con este ínfimo pago contribuyes a la manutención de un parque digno de ser admirado por propios y extraños.
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