Creo en tus verdes y en tu cielo después de la lluvia.
Creo en la gente que desde temprano deja su huella en un vaivén constante, en el señor del kiosco, en el chichero de la esquina, en el pregonero que vende posibilidades tras un ticket de lotería.
Creo en la ciudad universitaria que nos regaló Villanueva y en la gran cama verde con un techo de cielo que es Tierra de Nadie.
Creo en el centro de Caracas y su historia, con sus aceras de piedras que me hacen tambalear al caminar con mis tacones de ficción de altura.
Creo en las historias detrás del nombre de tus esquinas.
Creo en el boulevard de Sabana Grande que vive, padece y siempre está allí para todos.
Creo en los susurros de amor y la risa de los niños en tus parques.
Creo en la arepa mañanera y el cafecito que la acompaña.
Creo en la plaza Venezuela y en esa fuente multicolor que aún me deslumbra.
Creo en tus teatros, en tus museos y en tantos creadores que nacieron en tus rincones.
Creo en el subterráneo que silente te transcurre.
Creo en los sabores del pabellón y el asado negro, creo en tus valses y en la Billo´s Caracas Boys.
Creo que eres una ciudad llena de posibilidades y de ventajas, de espacios por crear y descubrir, de sueños por concretar.
Creo que saludar y despedirme del Ávila es un placer cotidiano.
Creo que el verbo “querer” debe acompañarse con el de “cuidar”. Duele ver como el smog desgarra el aire limpio que te obsequia el Ávila y los desperdicios hieren tus aceras.
Creo que quienes te habitamos y te queremos podemos sanar tu heridas y retribuirte lo mucho que nos das.
Creo que eres una ciudad noble mi Caracas, entre el concreto la vida se tiñe de verde y aparece en los lugares menos esperados.
Que relax que demuestra esta imágen, me ha gustado mucho. Gracias por compartir.
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