Mitchele Vidal | @imagenesurbanas

domingo, 13 de julio de 2008

EN LA CIMA DE CARACAS

Bajo la enorme bóveda interna donde juegan el cinético blanco y negro y la externa, donde brillan rutilantes estrellas sobre fondo negro se celebró -por cuarto año consecutivo- el día del arquitecto en Venezuela. Gracias a la iniciativa llevada a cabo por el equipo de la Revista entre rayas, más de mil profesionales de la arquitectura coincidieron en esa cita que en tan poco tiempo se ha convertido en emblemática. Un imperdible para los profesionales del espacio y la imaginación.

No es para menos. El Hotel Humboldt, magnífica edificación surgida de la mente del arquitecto Tomás José Sanabria en los modernos años ’50, corona El Ávila, cerro generoso que todo lo tiñe de verde y que siempre acompaña cualquier referencia a nuestra ciudad. Por momentos, dejamos que nuestras vidas pendan de un hilo y vemos como poco a poco Caracas se aleja, titilando. La gran alfombra salpicada de millones de lucecitas que arropa valles y colinas crece cada año. Al paso de los minutos una ecuación inversa empieza a resolverse: mientras más nos alejamos menos se oye el ruido de cornetas; disminuye el humo de miles de carros que se calientan en autopistas saturadas; la brisa pierde varios grados de calor y nuestros pulmones agradecen ese regalo de humedad y frescura que súbitamente les brindamos. No importa cuantas veces subamos a El Ávila, siempre es un deleite para los sentidos.

El conjunto de edificaciones que conforma el Hotel Humboldt es como el buen vino, mejora con los años. Lo comprobamos una vez más después de subir por la caminería de piedra y arribar al hall: sus generosos espacios revestidos de nobles materiales nos reciben con los brazos abiertos. Desde allí, los patrocinantes que han apoyado este evento año tras año empiezan a consentirnos. Arriba nos esperan los amigos que fueron compañeros de trasnocho y que habiendo tomado caminos diferentes reencontramos para compartir anécdotas y proyectos. La convocatoria se va enriqueciendo con caras nuevas y a la oferta de novedosos materiales se suman las últimas tendencias en tecnología al servicio de la arquitectura y el diseño que los diversos patrocinantes ponen a nuestra disposición .

Después de varias horas de intercambio de ideas, música y abrazos empieza el descenso. Los últimos en bajar son los arquitectos Jesús Yépez y Aída Limardo a quienes agradecemos esta oportunidad anual de compartir entre colegas.

Abajo sigue nuestra ciudad a la espera de nosotros, los profesionales que más podemos hacer por ella. ¡Y cuánto nos necesita!

7 comentarios:

  1. Anónimo9:46:00

    Estimada Mitchele... de verdad me quedé sentado de lo extremadamente hermoso que es tu comentario. Es mas, te pido tu autorizacion para publicarlo en la revista entre rayas, como reseña principal, cuando se publiquen las fotos del evento. De verdad, gracias...
    Jesus Yepez

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  2. Mitch, una de mis ilusiones más grandes es poder disfrutar de ese Hotel maravilloso y enigmático. Sentarme en una butaca del lobby y escuchar de música tocada en vivo es uno de esos sueños que espero cumplir pronto. Por cierto, sabes si se va a re-abrir algún día este ícono de nuestro ciudad?

    P.D. Vas para lo de Montejo este sábado en Chacao? Nos podemos ver por allá!

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  3. Con mucho gusto Jesús,¡tanto esfuerzo bien merece un justo comentario!

    Un beso,

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  4. Mi querido Víctor,
    tienes razón,el Hotel Humboldt además de bello es enigmático. Varias anécdotas se tejen sobre él y bajo la neblina que casi siempre lo arropa.
    Es una verdadera maravilla de nuestra arquitectura moderna.
    Para cumplir tu sueño basta con que seas invitado a alguno de los muchos eventos que se celebran allí (bodas, graduaciones, lanzamientos de productos y un etcétera que no sé si ahora será más corto con la nueva administración)
    ¡Por fortuna, los trabajos de adecuación que le han hecho están a la altura de esa joya arquitectónica!

    Besos,

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  5. Felicitaciones por la celebración del Día del Arquitecto, aunque un poco tarde. ¡Qué bellas palabras! Para mi ese lugar tiene algo espiritual, algo mágico y ciertamente, como tú dices, siempre es un deleite para los sentidos subir al Ávila así lo hagamos a menudo.

    Saludos, besos y abrazos a Ale.

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  6. pUES fELICIDADES!!!!!!!!!
    TUVE LA SUERTE DE PASAR POR ALLÍ Y ES MÁGICAMENTE INDESCRIPTIBLE, IMBORRABLE.
    saludos asuncenos

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  7. Hola Mitch, ese es el sitio idaal para una fiesta de arquitectos,me hubiese encantado asistir, espero que algún día mi hija(arquitecto)me invite

    Un abrazote

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