domingo, 27 de septiembre de 2009

CIELOS DIGITALES

7 p.m.
por el cruce del horizonte
con la autopista los automóviles pasan
a gran velocidad
bajo la foto
inmensa de una botella
de cerveza
fría

detrás
las ventanas iluminadas
de un edificio
por donde asoman
pequeñas cabezas
a mirar el cielo
de la ciudad.
Blanca Srepponi (Poemas visibles - Casa de la Cultura, Maracay 1988)
Siempre que puedo miro el cielo. Parece una tontería pero hay mucha gente que no lo hace. En Caracas tenemos mucho tiempo para detenernos a verlo, aunque vivimos apurados el tráfico nos brinda esa oportunidad. Cuando los carros no se mueven, ver cómo las nubes dibujan contornos, delínean formas mientras se esfuman o se hacen más corpóreas puede relajarnos, reconciliarnos con nuestra ciudad. Claro, siempre corremos el riesgo que de tan bucólica ensoñación nos despierte abruptamente una corneta o varias. Pero vale la pena intentarlo. Especialmente en estas latitudes tropicales en las que la paleta de colores del objeto de nuestra distracción suele ser tan amplia. Esta dinámica celeste inspiró a una poeta, editora y creativa mujer -que para nuestra fortuna llegó hace muchos años desde Argentina para quedarse en Venezuela-. Blanca Strepponi.Ya una vez por aquí reseñamos un regalo que nos hizo, "Caracas siempre nueva"
Ahora Blanca nos extendió una invitación a mirar al cielo con el lente de una cámara y a enviarle las imágenes desde cualquier parte del mundo para ir conformando un album que tiene el color de todos los cielos. Con estas líneas les dejo algunas pero pueden verlas todas aquí. Y enviar las suyas a cielosdigitales@gmail.comCielos tormentosos, tranquilos, apacibles, despejados, luminosos, encapotados, matutinos y atardecidos desfilarán para el delite de todos.Créditos de las imágenes publicadas aquí en orden de aparición: Belén Cruz, Mitchele Vidal, Jorge Stever, Bibi Fontana y Estela Aganchul.

1 comentario:

  1. Hola Michele.
    Aunque parezca mentira, soy de los que ve, y te confieso que admiro los cielos caraqueños. Es impresionante como hacia el oeste se puede ver ese proceso de transformación que denota un colorido rojizo que deleita a cualquiera. A mí, en lo personal, me hace recordar con profunda nostalgia lo que en Mérida se llama, aunque no estoy seguro, el sol de los venados (o quizas de los nevados), que es cuando los picos estan nevados, y les pega el sol poniente, destacando sobre esa blancura pura un anaranjado profundo que hace el deleite de quienes lo hemos disfrutado. Me la paso en la búsqueda de momentos para fotografiar, y casualmente, la tercera imagen que tienes, debe ser la misma nube que yo fotografié desde el pony. Te dejo el enlace de la misma, aunque lamentablemente no pude captar la tormenta eléctrica que se estaba librando en el centro de la misma.

    Un gran abrazo.

    http://www.flickr.com/photos/fjcastellano/3954996860/

    ResponderEliminar

VIÑA DEL MAR

VIÑA DEL MAR

Cuando vi saltar las olas sobre la balaustrada del malecón bañando el asfalto  pensé: El Pacífico como que no lo es tanto. Tiene su car...