Gracias a la generosidad de mi amigo Víctor, caí en una cadena; no de favores, sino de deseos, que no es poca cosa.
Y como dijo Karina: “porque después, ni modo”.
Así que aquí van LAS MÍAS, sin anestesia.
Cruzar las islas griegas con soltura aunque de su idioma sólo sepa pronunciar gimnasio, alfa y omega.
Cenar a dos carrillos con Sabina especialmente cuando agarre su guitarra y lance tres improperios al mesero porque no le trajo a tiempo el cenicero. Mientras Bosé le recuerda que hace rato, dejó de fumar y puso su garganta en reposo.
Caminar por Estambul oliendo a canela, azafrán y sándalo con Orhan Pamuk.
Comerme -otra vez, muy bien acompañada- una deliciosa pasta en Siena en un balconcito de esos que vuelan sobre Piazza del Campo, a la luz de las velas mientras un cello entona melancólicas melodías.
Aplaudir en el desfile de modas de la primera colección de mi diseñadora en ciernes.
Asistir a una velada donde lean sus propios textos Arturo Pérez-Reverte, Eugenio Montejo, Juan José Millás y Federico Andahazi.
Tener un nieto o dos y que me vuelvan loca. Aquí a mi lado y no en USA.aguante.
Mitch, concuerdo con uno de tus deseos: el de recorrer Estambul con una copia del libro de Pamuk bajo el brazo. Este libro ha sido uno de los mejores que he leído durante el último par de años. Es una verdadera delicia para los que amamos leer de ciudad. No sabía que lo habías leído Mitch, pero no importa, ya hablaremos de eso la próxima vez que nos veamos,
ResponderEliminarabrazo
jejej
ResponderEliminarEsa sonia soy yo???
Esta bien cool tu blog, seguiremos en contacto!
ResponderEliminarluz...
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